¡Madre mía! ¡Qué potaje nos vamos a comer!!! Ideal en estas fechas!!!
Y como siempre digo, riquísimo!!! De verdad!!! La mezcla de los garbanzos y las espinacas, típicos del potaje tradicional con el dulzor y la textura de la calabaza es increíble… Y no hace falta nada más… Delicioso, aromático, ligero y saciante a la vez.
¿Os apetece prepararlo? Pues vamos a ello!
Ingredientes (de 4 a 6 personas)
- Aprox. 200 gramos de garbanzo seco
- Aprox. 200 gramos de hoja de espinaca fresca (un buen puñado o manojo)
- Aprox. 1/4 kilo de calabaza
- 1 chorrito de aceite de oliva vírgen
- 4 dientes de ajo
- 1 trozo de raíz de jengibre
- 1 cebolla grande
- 1 puerro
- 1 zanahoria
- 4 tomates
- 1 anís estrellado
- 2 ó 3 hojas de laurel
- 1 cucharadita de cominos
- 1 cucharadita de pimentón
- 1 toque de canela
- 5 bolitas de pimienta negra
- Sal marina integral al gusto
- 1/2 cucharadita de panela o azúcar integral de caña
- Aprox. 1 litro y 1/2 de agua
- 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico.
Lo primero poner a remojo los garbanzos la noche anterior o al menos, un mínimo de 12 horas antes.
Echamos nuestros garbanzos en un cuenco grande y lo llenamos de agua. Añadimos 1/2 cucharadita de bicarbonato para limpiarlos de impurezas. Removemos y los dejamos hasta el día siguiente en el agua. Recordad que esto no solo se hace para que las legumbres se hidraten y se ablanden, también eliminamos los famosos inhibidores enzimáticos de los que os he ido hablando en anteriores entradas.
Al día siguiente (o habiendo pasado un mínimo de 12 horas en el agua), escurrimos nuestros garbanzos, desechamos el agua de remojo, los lavamos bien con agua nueva y reservamos.
Cubrimos la base de una cacerola, de tamaño adecuado para el guiso, con un chorrito de aceite de oliva vírgen. Pelamos y cortamos finamente los dientes de ajo y el jengibre y los echamos en la cacerola, que se empiecen a dorar a fuego bajo. Mientras tanto, vamos pelando y cortando la cebolla, el puerro y la zanahoria para echarlo también en la cacerola junto con el ajo y jengibre.
Cuando ya esté todo pochado, es decir, cocinado, blandito y dorado. Lavamos bien nuestros tomates, los cortamos en cuadraditos, y también a la cacerola para terminar nuestro sofrito. Mezclamos todo el sofrito mientras se va ablandando el tomate y aquí añadimos, puntito de sal, 1/2 cucharadita de panela (o azúcar integral de caña) y removemos.
En nuestro mortero metemos el anís estrellado y la cucharadita de cominos, y machacamos hasta que nos quede todo casi deshecho, como en polvo, inmediatamente después, se lo añadimos al sofrito y volvemos a remover.
Ya tenemos la base de sabor de nuestro potaje, ahora echamos los garbanzos limpios y mezclamos bien todo. Añadimos las hojas de laurel, las bolitas de pimienta negra enteras, la cucharadita de pimentón y el toque de canela, y cubrimos todo con agua, aproximadamente 1 litro y 1/2.
Subimos el fuego hasta llevarlo a ebullición y en cuanto hierva, bajamos el fuego y lo dejamos a fuego medio-bajo durante toda la cocción. Para que esté bien hecho y los garbanzos blanditos, ha de estar entre 1 hora y media a 2 horas en total.
También lo podéis hacer en la olla a presión, tendríais que hacer lo mismo, cerrar la olla después de echar los garbanzos y el agua, y contar aproximadamente unos 20 ó 25 minutos desde que empiece a soltar vapor fuerte.
Pero siempre que tengáis tiempo (y ganas!) os recomiendo una cacerola a fuego lento, vuestro paladar y digestión os lo agradecerán.
Bueno, pues nuestros garbancetes ya se están cociendo con su delicioso sofrito y especias digestivas, ahora a esperar aproximadamente una hora, pero sin perderlo nunca de vista, mirad de vez en cuando y removed.
Cuando ya haya pasado una horita o un poco más, probad si el garbanzo ya está medio hecho, si empieza a estar blandito y a oler a garbanzo cocido (es inconfundible!!), pelamos y cortamos la calabaza en dados y la añadimos al guiso. Y Que siga todo junto a fuego lento durante al menos otra 1/2 hora más.
Pasado este tiempo, probamos, si está el garbanzo bien hecho, la calabaza tierna y el caldito está algo espeso y con los sabores integrados, simplemente corregimos de sal (seguramente necesitará un puntito más de sal), apagamos el fuego y tapamos.
Lavamos bien nuestras hojas de espinaca, las troceamos un poco (no demasiado pequeñas) y las echamos al guiso ya apagado, simplemente con el calor residual y el reposo, las espinacas se ablandarán pero no se cocinarán, pudiendo así disfrutar enteramente de todos sus increíbles nutrientes! La espinaca quedará blandita y de un color verde intenso muy apetecible!!!
Lo dejamos reposar todo juntito y tapado durante unos 10 minutos y listo para comer y degustar!!!
Un consejillo, los guisos de un día para otro están aún mejor, si podéis esperar, guardadlo en la nevera cuando ya esté frío y al día siguiente lo calentáis a fuego lento a la hora de comer …. Y veréis que la expresión «chuparse los dedos» se queda corta para este potaje de un día para otro!!!
Atreveos que es muy fácil, solo requiere un poco de tiempo y paciencia, como todo en la vida…
Un abrazo y suerte!!
V&V
Envíalo para aquí ya mismo. ¡Dios, que hambre!
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