Hoy otra receta fresca, sencilla y deliciosa!! Berenjenas con salsa agria, toques árabes y orientales en un mismo plato!
¿Sabéis quienes introdujeron la berenjena en la península Ibérica? … Exactamente, también los musulmanes durante el período histórico de Al-Andalus.
Y no me enrollo más con el tema, que ya os he contado mucho sobre Al-Andalus en entradas anteriores y me vais a llamar pesada…
El cultivo de la berenjena es antiquísimo, existen escritos que sitúan su origen en el sudeste asiático, a través de los comerciantes árabes pasó al norte de África y más tarde en la edad media, entró en Europa a través de España.
La primera documentación sobre la berenjena en lengua castellana se encuentra en el libro llamado «Cancionero de Baena» del siglo XV (15), donde cita sus usos y virtudes. También fue introducida en América por los españoles.
Allí donde se produce es muy consumida. Los mayores productores mundiales de berenjena son China e India. Aunque también se produce en Japón y en países del Mediterráneo como España, Italia y Grecia.
Es importante decir que más del 90% del peso de la berenjena es agua, por lo tanto su contenido calórico es inexistente.
El mineral más abundante en la berenjena es el potasio y en menor medida fósforo, calcio, magnesio y hierro. Tiene vitaminas A, C, B1, B2, B3 y B9 (ácido fólico).
En cuanto a la supuesta toxicidad de la berenjena, está extendida la falsa creencia de que la berenjena cruda es tóxica.
La berenjena contiene un alcaloide glucosilado, la solasonina, en cantidades demasiado bajas para tener efecto tóxico.
Al igual que otros alcaloides similares, como la solanina de las patatas y la tomatina de los tomates, la solasonina de las berenjenas no se destruye con la cocción, por lo que la berenjena cruda y la cocinada tienen la misma toxicidad (es decir, ninguna).
Y ahora, vamos ya a la recetilla:
Ingredientes (para 4 personas)
- 2 berenjenas grandes
- 2 pepinos
- 2 tomates
- 1 ramillete de perejil fresco
- 1 vasito de leche de coco
- Zumo de 1/2 limón
- Hojas frescas de menta o hierbabuena
- 4 ó 5 nueces peladas
- 1 puñadito de uvas pasas
- Sal marina integral al gusto
- Pimienta negra al gusto
Lo primero, pelamos y cortamos nuestras berenjenas en tiras.
Y las ponemos a cocer con agua y sal, deben estar cociendo a fuego bajo durante unos 30 minutos.
Os daréis cuenta inmediatamente de cuando están hechas, se quedan muy tiernas y de un color más oscurito.
Mientras tanto, vamos preparando nuestra salsa agria. Sólo necesitaremos 1 vasito de leche de coco, el zumo de 1/2 limón y unas hojitas de menta o hierbabuena fresca para nuestra salsa.
Simplemente echamos el zumo de 1/2 limón recién exprimido y las hojitas machacadas de menta o hierbabuena en nuestra leche de coco, mezclamos con una cuchara y dejamos reposar (más adelante os cuento qué hacer con la leche de coco que os sobre).
En el momento que tengamos las berenjenas cocidas, escurrimos y dejamos que se enfríen.
Una vez frías y bien escurridas, las mezclamos con los tomates y los pepinos cortados en trocitos pequeños y el perejil muy picadito. Añadimos sal y pimienta, removemos y probamos el punto por si necesitase algo más de sal.
Ahora es el momento de aliñar con nuestra salsa agria … Mmmmhh!! Qué frescura, qué suavidad, qué rico!!!
Ya tenemos nuestras berenjenas con salsa agria!!
Ahora, dejamos reposar en la nevera un ratito y a la hora de presentar, podemos poner una cama de lechugas y/o espinacas frescas y utilizar un aro de emplatado para la mezcla de las berenjenas con los tomates, pepinos y salsa agria. Por encima añadimos un par de mitades de nueces peladas y unas pasas por plato … y a disfrutar!!!
Ya veréis qué plato más fresco, qué matices de sabor más interesantes!! Una mezcla de cocina árabe y oriental perfecta!!
Como imagino que habréis tenido que abrir un bote de leche de coco para la salsa agria y os sobrará bastante, os propongo lo siguiente, añadís el zumo del otro 1/2 limón, un diente de ajo machacado, sal y un sobre de agar-agar (alga gelificante), mezcláis y lo ponéis a calentar en un cazo. Vais removiendo con una cuchara hasta que llegue a ebullición y retiráis inmediatamente del fuego, dejáis enfriar un poco a temperatura ambiente.
Después vertéis sobre un bote preferiblemente de cristal y lo dejáis en la nevera para que cuaje, se solidificará en muy poco tiempo. Una vez cuajado, rompéis en trocitos con una cuchara y obtendréis un «requesón» ideal para acompañar cualquier verdura, ensalada, macedonia de frutas frescas … en fin, lo que se os ocurra…
Ya me contaréis.
Como siempre, un abrazo y suerte!!!
V&V
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