Después de la receta de ayer, quizá demasiado elaborada para muchos, hoy vamos con una receta sencilla, fresca y ¡muy original!!!
Anteayer estaba pensando en preparar un helado con leche de coco y frutos rojos para el blog, pero después me di cuenta que ya había utilizado frutos rojos hace muy pocos días en el «pudding» de chia… así que se me ocurrió hacer algo diferente…
¡Ajoblanco con helado de tomate!! ¡Sí!!, ¡sí!, helado de tomate, riquísimo, suave, delicioso y sorprendente!! Ideal para acompañar nuestro ajoblanco malagueño, como ideal también para acompañar un gazpacho, una vichyssoise, un guacamole o cualquier tipo de batido, crema o sopa fría.
¿Os cuento cómo lo preparo? Pues a ello.
Ingredientes para el helado de tomate:
- 1 bote de leche de coco
- 1/2 vasito de aceite de coco (para uso alimentario)
- 2 tomates frescos
- 5 piezas de tomate seco
Eso es todo, todito, no necesitamos nada más, ni siquiera sal y ¡ya veréis qué sabor!!!
Agitamos bien el bote de leche de coco y lo echamos en la batidora junto con el 1/2 vasito de aceite de coco, los 2 tomates frescos bien lavados y cortados en trocitos (con su piel y pepitas) y las 5 piezas de tomate seco.
Y ahora a batir, el secreto para un buen helado cremoso es batir, batir y batir …
Batimos durante unos minutos, paramos y dejamos reposar, volvemos a batir durante otros tantos, así durante al menos unos 20 minutos para que los ingredientes se mezclen y se integren muy bien. La leche de coco junto con el aceite de coco irán espesándose poco a poco y tomarán la consistencia de un delicioso helado muy muy cremoso…
Una vez terminado, lo vertemos en una tarrina o «tupper», lo cubrimos con un film transparente, para evitar la escarcha, después lo cerramos herméticamente con su tapa y al congelador, al menos hasta el día siguiente.
¿Lo acompañamos con un ajoblanco malagueño?
El ajoblanco tradicional originario de Málaga, tierra de mi abuelo Rafael, al que no tuve el honor de conocer (nací muchos años después de que él dejase esta vida), pero que llevo en mi sangre, en mis ojos pardos y en los lunares de mi cara. Es una sopa fría, de la familia de los gazpachos, que lleva almendras, pan, ajo, agua, aceite de oliva y vinagre. También en algunos hogares, le ponen directamente vino blanco en vez de vinagre, e incluso, añaden melón.
Yo lo voy a preparar a la manera más usual.
Ingredientes:
- Aprox. 200 gramos de almendra Marcona cruda
- Aprox. 250 gramos de pan duro (el que os haya sobrado de otros días)
- 1 diente de ajo
- 1 buen chorro de aceite de oliva vírgen
- 1 chorrito de vinagre de vino blanco
- Sal marina integral al gusto
- 1 litro de agua fría
Lo primero, dejar nuestras almendras a remojo, es decir, hidratándose y activándose en agua la noche anterior.
Al día siguiente, las escurrimos y lavamos, desechando el agua de remojo.
Ahora, simplemente a la batidora, primero las almendras y el pan, un buen chorro de aceite de oliva para que empape y un chorrito de vinagre de vino blanco, aparte, en un mortero, machacamos un diente de ajo pelado con un toque de sal y lo añadimos, por último el litro de agua fría y salamos al gusto.
Batimos todo junto durante algunos minutos, hasta que nos quede una crema muy ligera, muy fina y ¡muy blanca!!!
Probamos el punto … y si nos gusta ¡listo para tomar!!! Si lo queréis más frío, pues a la nevera un par de horitas, para que repose, se asiente y se enfríe bien, así estará todavía ¡más rico!!
A la hora de servir, sacáis el helado de tomate del congelador al menos unos 10 minutos antes, para que no esté excesivamente duro y podamos formar la bola de helado cremoso sin problemas.
Ponemos dos bolitas de helado de tomate en el centro de un plato o cuenco, una encima de la otra, y alrededor, servimos nuestro ajoblanco fresquito…
Ya veréis ¡qué impacto! Está delicioso y será una sorpresa para todos vuestros comensales.
¿Os atreveréis? Es una receta muy sencilla, muy saludable y ¡muy nutritiva!!!
Un abrazo, suerte y ¡a triunfar!!!
V&V
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