¿Quién no recuerda los Suizos? Son los bollitos más típicos de Madrid, muy recurrentes a la hora del desayuno y que los tienen, o mejor dicho, los tenían en casi todos los cafés y pastelerías de la ciudad, ya hay tantísima variedad de repostería (y no toda buena) que los hemos olvidado un poco… algo tan sencillo y tan rico, tan esponjoso, dulce en su justa medida, ligero y con su característico sabor…
Para quienes no sepáis lo que es un Suizo, es sencillamente un bollo de leche al que se le hace una hendidura en la parte de arriba y ésta se rellena con azúcar, normalmente azúcar humedecida con agua o con algún licor, muy parecido al estilo del Roscón de Reyes.
¿Sabéis por qué se llaman Suizos? Este bollito comenzaron a hacerlo en el emblemático Café Suizo de Madrid (hoy desaparecido, pero que estaba en la calle Alcalá esquina con la calle Sevilla), en la segunda mitad del siglo XIX, la era dorada de las tertulias y los cafés… ¡Cuánto me gustaría poder visitar esa época!, aunque sólo fuese por un día y pasearme por las tertulias del Suizo, el Comercial, el Gijón, el Varela, el Barbieri, el Viena… y tantos otros que hicieron la historia de Madrid y de nuestros tatarabuelos, y por lo tanto lo que somos hoy en día…
Primero se les llamó «los bollos del Suizo» y finalmente «los Suizos» … y así quedó su nombre hasta hoy en día, más de siglo y medio después, seguimos disfrutando de estos bollitos tan sencillos como deliciosos…
Pues bien, vamos a la receta, nuestra versión vegana de los bollos del Suizo…
Ingredientes:
- Aprox. 1/4 kg. de harina (la de todo uso)
- Aprox. 1 vaso de leche de avena
- Aprox. 150 grs. de azúcar
- 1/2 cucharadita de sal marina
- 1 pastilla de levadura fresca (25 grs.) ó unos 9 grs. de levadura seca de panadería, aunque os recomiendo la fresca.
- Aprox. 1/2 vaso de AOVE (aceite de oliva virgen extra)
- 1/2 cucharadita de cúrcuma
- 1 cucharadita de sirope de agave, savia de arce o miel de caña.
Pues eso es todo, ingredientes muy sencillos, económicos, reconocibles y fáciles de encontrar…
Empezamos mezclando en un recipiente adecuado (de tamaño) la harina y el azúcar.
Y con las manitas siempre bien limpias, porque las masas como mejor se trabajan es con las manos, hacemos un «volcán» en medio de la harina, ahí vertemos un chorrito de leche templada y vamos deshaciendo la levadura fresca con los dedos.
Dejamos reposar 10 minutos para que se active la levadura, cuanto esté activada veréis que empiezan a salir burbujitas y a hincharse…
Ahora es el momento de mezclar bien esa levadura con el resto de la harina, que se impregne muy bien la cantidad total de harina.
… Y vamos añadiendo el resto de la leche poco a poco, mientras seguimos mezclando todo muy bien con los dedos…
Cuanto esté todo mezclado, aún sin amasar, tapamos y volvemos a dejar reposar de 10 a 20 minutos, pasado este tiempo, la masa estará ya fermentando y puede que haya crecido un poco, es hora de enharinar nuestra superficie de trabajo y comenzar a amasar…. el trabajo más bonito del mundo… y mientras vamos moviendo, volteando, apretando, doblando, presionando y vuelta a empezar… ponemos la sal y vamos añadiendo poco a poco el aceite, hasta que la masa quede bien impregnada y lo haya absorbido al completo, sin parar de amasar…
Y ahora, a reposar como mínimo 2 horas, para que nuestra masa fermente y leve más o menos el doble de su tamaño. Siempre tapamos con un trapo y si es posible, que descanse cerca de un radiador o en una habitación templada (si hace frío).
Pasadas estas 2 horitas, volcamos la masa ya fermentada con mucho cuidado, para que baje lo menos posible, de nuevo sobre nuestra superficie de trabajo enharinada y dividimos la masa en 6 partes de tamaño parecido.
Doblamos cada parte sobre sí misma varias veces sin apretar y redondeamos sobre la superficie, intentando que quede la parte menos lisa hacia abajo. Colocamos ya las bolas de masa sobre la bandeja de horno, utilizando papel especial para que no se peguen…
Volvemos a tapar con el trapo y a reposar 1 horita más para que vuelva a levar… Mientras tanto podemos ir preparando en un pequeño cuenco o vasito 1 chorrito de AOVE, 1/2 cucharadita de cúrcuma y 1 cucharadita de sirope de agave, lo mezclamos bien y con ello vamos a pincelar nuestras bolitas de masa para que tomen algún brillito y color en el horno…
Y también preparamos nuestro azúcar húmedo, sencillamente un par de cucharaditas de azúcar y unas gotitas del licor que más nos guste, yo lo he hecho con «Amaretto», pero de verdad, utilizad el licor que más os guste, el que tengáis por casa o sencillamente unas gotitas de agua, vino e incluso de limón para humedecer…
Y pincelamos las bolitas de masa, seguidamente hacemos un buen corte con un cuchillo preferiblemente de sierra y que esté ligeramente mojado para que no se pegue y nos salga mejor y más limpio ese corte…
En el corte añadimos nuestro azúcar húmedo… ¡¡¡Y al horno que nos vamos!!! Con el horno precalentado unos 15 minutos a 200ºC, dejamos nuestros bollitos un máximo de 20 minutos a 170ºC.
… Y el resultado será muy parecido a éste…
Unos bollitos de leche ligeros, esponjosos, dulces y espectaculares que disfrutareis de lo lindo… además de muy sencillos y económicos, sólo hace falta un poquito de tiempo y paciencia con las masas fermentadas…
Pues ya tenéis esta recetilla compañeros, ahora a ver si os animáis y me enviáis alguna foto de vuestros resultados por RRSS, nos encontraréis como @elperrogamberro en Twitter, Facebook e Instagram.
Mucha suerte y un abrazo enorme, pronto vuelvo con otra receta sencilla, vegana (¡¡¡POR SUPUESTO!!!) y deliciosa…
V&V
Con todo el respeto: si llevan miel NO SON VEGANOS. Por favor indica o borra esta opción si deseas ser coherente. Gracias por la receta 🙂
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Obviamente no llevan miel, lee la receta antes de escribir comentarios, eso sí que es ser coherente.
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